¿Es enero el mes de los propósitos?
Enero suele ser el mes elegido por la mayoría de las personas para realizar propósitos de cambios y fijar metas que, en la mayoría de las ocasiones se quedan incumplidas o realizadas a medias. Este tipo de situaciones nos genera cierto grado de descontento y frustración a nivel personal, social y laboral, dependiendo del tipo de metas que nos hayamos propuesto y, sobre todo, a quién le hayamos confiado esos deseos de cambios.
El deseo de crecer en todos los ámbitos
Las personas, a lo largo de su vida, sienten deseos de renovación, de sustituir unas cosas por otras, de mejorar hábitos de vida, etc. En definitiva, el proceso de la vida lleva implícito el deseo de crecer, de buscar orientaciones óptimas, de mejorar cosas en nosotros mismos y en nuestras relaciones con los demás.
Todo esto es maravilloso y bastante positivo para el desarrollo personal.
El problema viene cuando queremos planificar estos tres interrogantes; Qué, Cómo y Cuándo realizar estos propósitos y/u objetivos de mejora.
Como he comentado, enero suele ser el mes favorito para realizar estas propuestas. Esto se debe, en la mayoría de las ocasiones por la euforia colectiva que se genera en las fiestas navideñas; se desean cosas buenas para los demás pero también para uno mismo. En esta dinámica de felicidad y buenos deseos, algunas personas comienzan esos propósitos y pueden llegar incluso a cumplirlos, pero se estima que un buen porcentaje acaba claudicando y dejando a medias muchos de los proyectos programados.
En este post, os facilito una serie de tips a tener en cuenta para que vuestros proyectos para este año no se queden resumidos sólo en una buena intención:
- Cualquier mes del año es perfecto para programar un cambio. Puedes empezarlo en enero, marzo o julio.
- Tómate un tiempo para saber qué quieres cambiar o mejorar y por qué. Puedes desarrollarlo un poco más respondiendo a estas preguntas: ¿Qué pasaría si lo llego a conseguir? ¿Qué cosas serían mejores y/o diferentes? Esto te ayudará a visualizar de forma más clara el cambio además de empoderarte para lograrlo.
- Busca objetivos o metas pequeñas y realistas, no diseñes grandes objetivos cuya consecución genere un gran estrés en ti. Es importante saber que, como dice el refranero, quien mucho abarca, poco aprieta. No hagas muchos grandes propósitos. La mejor receta consiste en elegir dos o tres como mucho y siempre a medio plazo. Por ejemplo: “…Desde este mes hasta mayo voy a ponerme a dieta y a hacer algo de ejercicio, empezaré por caminar dos veces por semana y poco a poco lograré caminar cinco días a la semana» Como podéis ver son objetivos realistas, con un tiempo de ejecución a corto-medio plazo y, lo más importante, son metas alcanzables.
- Compártelo con amigos, pareja, personas cercanas… Es recomendable que las personas de tu entorno se hagan testigos de tu proceso de cambio, así podrán reforzarte en los momentos de más debilidad. Es importante que lo compartas con ellos una vez te has decidido y ya has realizado los dos puntos anteriores.
Espero que logréis crecer y evolucionar un poco más en este nuevo año y que todas vuestras metas os lleven a sentiros mejor.
Recordad: Ser feliz es una elección
¡Que tengáis un maravilloso 2018!
Charo Lobato
Psicóloga en Personal&Mente